"El que no vive para servir, no sirve para vivir" - Madre Teresa de Calcuta. Pienso que la humildad es la virtud que nos abre las puertas para aprender, crecer y comprender que todos los seres humanos en la faz de la tierra somos valiosos. Saber pedir y recibir ayuda es de valientes y se requiere de especial humildad.
Recuerdo las palabras de mi abuela materna: "Como te veo me vi, como me ves te verás" es una expresión que se usa en diversos contextos, generalmente con un significado ligado a la reflexión, la transitoriedad de la vida y la inevitabilidad del paso del tiempo.
Tuve la dicha y la fortuna de cuidar de mi abuela materna, era un bálsamo escuchar sus historias, aprender sus recetas, atesorar sus consejos, sus valores como la sabiduría, la firmeza, la sensibilidad, la compasión son mi escudo.
Fui bendecida aquel 3 de diciembre, el sol del amanecer acariciaba su rostro, aquellas cinco flores de nochebuena me acompañaban, mientras sostenía la mano de mi abuela, ella serenamente cerraba sus ojos para emprender el tránsito hacia la morada de Dios, cargada de todo el amor que supo dar y supo recibir.
Soy una persona con calidad humana, compasiva, paciente, gran escucha, responsable, amable, y respetuosa. Mi compromiso es aportar valor a las personas en mi entorno, creando un ambiente de armonía, serenidad y esperanza.
