Rocio, residencia para perros en Madrid

Durante dos años mi hijo mayor ha estado a cargo de Rocío Marín todas las mañanas laborables en el espacio de acompañamiento al que le llevábamos. No puedo estar más que agradecida por haber tenido la suerte de criar de la mano de esta profesional de la primera infancia. Cuando mi pequeño, que entonces tenía un año, empezó con ella, tuve el privilegio de verla trabajar cada día con él y con el resto de peques del espacio mientras mi hijo pasaba su periodo de adaptación, y aprendí muchísimo viéndola interactuar con los niños. Rocío es para mí el modelo de lo que realmente significa la crianza respetuosa. Se adapta a los ritmos de cada pequeño, los hace partícipes de su proceso de aprendizaje, les ayuda a poner límites propios y a respetar los de los demás, los acompaña cuando expresan sus emociones y los ayuda a conocerlas mejor para su correcto desarrollo presente y futuro como personas. Promueve el movimiento libre y el juego autónomo como herramientas fundamentales de aprendizaje, y tiene una voz preciosa con la que canta y calma a menudo a los bebés (a mi hijo le sigue encantando escuchar las canciones de Rocío). Asimismo ha sido para mí un apoyo mental constante y una ayuda inestimable en mi camino como madre. Se implica muchísimo con las familias a las que acompaña. Para nosotros se ha convertido en un miembro más de la nuestra. Todo lo empapa de su amor por los chiquitines de los que cuida, de su empatía inagotable, de su asombrosa calidad humana... Es una educadora infantil excepcional, y simplemente una de esas personas que hacen este mundo más bello.

Ha cuidado a mis dos hijos en casa. Es de total confianza. Una maestra titulada que conoce el sistema educativo actual y prefiere no trabajar en él por ética personal. Sueña con montar su propio proyecto de madre de día. Es paciente, comprensiva y un amor con los niños.